ESTRÉS

Cuando el cuerpo dice basta

¿Por qué unas personas se agobian donde otras se motivan?

El estrés puede ser útil cuando nos alerta o moviliza. Pero si se cronifica, enferma.

¿Qué es el estrés?

¿Qué es el estrés?

El estrés es un estado de tensión física y psíquica que se activa cuando las demandas del entorno —reales o percibidas— superan los recursos internos de la persona. Es una respuesta adaptativa, necesaria para la supervivencia. En ciertas circunstancias, puede incluso resultar beneficioso: este eustrés moviliza energía, atención y creatividad para afrontar desafíos manejables. 

¿Cuándo deja de ser útil?

Sin embargo, cuando la intensidad o la duración del estrés excede las posibilidades subjetivas de gestionarlo, o se vincula con situaciones repetitivas sin resolución, aparece el distrés, que impacta negativamente en el cuerpo, la mente y los vínculos.  

El distrés da cuenta de la profunda relación entre lo psíquico y lo físico: síntomas como la fatiga persistente, el insomnio, la irritabilidad o los trastornos gastrointestinales sin causa médica identificable muestran cómo el cuerpo puede convertirse en soporte de un conflicto subjetivo no tramitado.

El estrés es un estado de tensión física y psíquica que se activa cuando las demandas del entorno —reales o percibidas— superan los recursos internos de la persona. Es una respuesta adaptativa, necesaria para la supervivencia. En ciertas circunstancias, puede incluso resultar beneficioso: este eustrés moviliza energía, atención y creatividad para afrontar desafíos manejables.


 

¿Cuándo deja de ser útil?

Sin embargo, cuando la intensidad o la duración del estrés excede las posibilidades subjetivas de gestionarlo, o se vincula con situaciones repetitivas sin resolución, aparece el distrés, que impacta negativamente en el cuerpo, la mente y los vínculos.  

El distrés da cuenta de la profunda relación entre lo psíquico y lo físico: síntomas como la fatiga persistente, el insomnio, la irritabilidad o los trastornos gastrointestinales sin causa médica identificable muestran cómo el cuerpo puede convertirse en soporte de un conflicto subjetivo no tramitado.

Mecanismos biológicos del estrés

Cuando una situación se percibe como amenazante o desbordante, el organismo pone en marcha una compleja red de respuestas neuroendocrinas y fisiológicas. Estas respuestas, inicialmente adaptativas, tienen como finalidad preparar al cuerpo para enfrentar o escapar del desafío, real o anticipado.

¿Qué sistemas involucra?

La activación del estrés involucra principalmente dos grandes sistemas:

El sistema nervioso simpático, que desencadena la liberación de adrenalina y noradrenalina, con efectos inmediatos sobre el ritmo cardíaco, la presión arterial, la respiración y el estado de alerta.

El eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), que regula la secreción de cortisol, la principal hormona del estrés en humanos. Esta tiene efectos más sostenidos y moduladores sobre el metabolismo, el sistema inmune y el estado emocional.

Mecanismos biológicos del estrés

Cuando una situación se percibe como amenazante o desbordante, el organismo pone en marcha una compleja red de respuestas neuroendocrinas y fisiológicas. Estas respuestas, inicialmente adaptativas, tienen como finalidad preparar al cuerpo para enfrentar o escapar del desafío, real o anticipado.


 

¿Qué sistemas involucra?

La activación del estrés involucra principalmente dos grandes sistemas:

El sistema nervioso simpático, que desencadena la liberación de adrenalina y noradrenalina, con efectos inmediatos sobre el ritmo cardíaco, la presión arterial, la respiración y el estado de alerta.

El eje hipotalámico-hipofisario-adrenal (HHA), que regula la secreción de cortisol, la principal hormona del estrés en humanos. Esta tiene efectos más sostenidos y moduladores sobre el metabolismo, el sistema inmune y el estado emocional.

Pero la respuesta al estrés no se limita a estas tres sustancias. Participan también otras moléculas clave, como la CRH (hormona liberadora de corticotropina), la ACTH, la vasopresina, diversas citoquinas proinflamatorias y neuropeptidos, entre otras. Todas ellas interactúan en múltiples niveles, regulando no solo la respuesta inmediata, sino también la sensibilidad al dolor, el apetito, el sueño, la inmunidad y la recuperación posterior.


 

¿Y si la activación se mantiene?

Cuando la activación es breve y proporcional al estresor, el organismo recupera su equilibrio. Pero si el estímulo persiste o se convierte en crónico, estas mismas vías se mantienen activas de forma sostenida, generando alteraciones funcionales que afectan al cuerpo y a la mente en conjunto.

Pero la respuesta al estrés no se limita a estas tres sustancias. Participan también otras moléculas clave, como la CRH (hormona liberadora de corticotropina), la ACTH, la vasopresina, diversas citoquinas proinflamatorias y neuropeptidos, entre otras. Todas ellas interactúan en múltiples niveles, regulando no solo la respuesta inmediata, sino también la sensibilidad al dolor, el apetito, el sueño, la inmunidad y la recuperación posterior.


 

¿Y si la activación se mantiene?

Cuando la activación es breve y proporcional al estresor, el organismo recupera su equilibrio. Pero si el estímulo persiste o se convierte en crónico, estas mismas vías se mantienen activas de forma sostenida, generando alteraciones funcionales que afectan al cuerpo y a la mente en conjunto.


Síntomas del estrés

Cuando el estrés se cronifica, aparecen manifestaciones en distintos planos:

Psíquico: irritabilidad, dificultades de concentración, fatiga emocional, angustia sin causa aparente, apatía,  anhedonia (incapacidad para experimentar disfrute), entre muchas otras.

Conductual: procrastinación, evitación de tareas, repliegue social, compulsiones alimentarias o de consumo, adicciones sutiles.

Somático: insomnio, cefaleas, contracturas, colitis, hipotiroidismo funcional, trastornos menstruales, disfunciones sexuales, hipertensión, infecciones recurrentes, pérdida o aumento de peso sin causa médica clara.

En no pocas ocasiones se  abordan  de modo fragmentado, como afecciones independientes, lo que dificulta reconocer el papel que el estrés desempeña en su origen y persistencia.

Si reconoces alguno de estos síntomas, hablar puede ser el primer paso.


Agudo y Postraumático

Cuando el estrés proviene de situaciones traumáticas como accidentes, hechos de violencia, enfermedad grave, pérdida súbita, puede generar un trastorno de estrés agudo, caracterizado por:

  • Reviviscencias angustiosas del hecho traumático.
  • Pesadillas, sobresaltos, hipervigilancia.
  • Aislamiento emocional.
  • Evitación de situaciones asociadas al evento.

Si estos síntomas persisten en el tiempo, se considera un trastorno de estrés postraumático (TEPT). En estos casos, puede ser necesario sumar el abordaje farmacológico al psicoterapéutico.

Síntomas del Estrés

Cuando el estrés se cronifica, aparecen manifestaciones en distintos planos:

Psíquico: irritabilidad, dificultades de concentración, fatiga emocional, angustia sin causa aparente, apatía,  anhedonia (incapacidad para experimentar disfrute), entre muchas otras.

Conductual: procrastinación (aplazamiento de tareas) repliegue social, compulsiones alimentarias o de consumo, adicciones sutiles.

Somático: insomnio, cefaleas, contracturas, colitis, hipotiroidismo funcional, trastornos menstruales, disfunciones sexuales, hipertensión, infecciones recurrentes, pérdida o aumento de peso sin causa médica clara.

A menudo se  abordan de modo fragmentado, como afecciones independientes, lo que dificulta reconocer el papel que el estrés desempeña en su origen y persistencia.


 

Si reconoces alguno de estos síntomas, hablar puede ser el primer paso.


 

Agudo y Postraumático

Cuando el estrés proviene de situaciones traumáticas como accidentes, hechos de violencia, enfermedad grave, pérdida súbita, puede generar un trastorno de estrés agudo, caracterizado por:

– Reviviscencias angustiosas del hecho traumático.

– Pesadillas, sobresaltos, hipervigilancia.

– Aislamiento emocional.

– Evitación de situaciones asociadas al evento.

Si estos síntomas persisten en el tiempo, se considera trastorno de estrés postraumático (TEPT). En estos casos, suele ser necesario sumar el abordaje farmacológico al psicoterapéutico.

 

Estrés laboral y burnout: del ideal al agotamiento

El llamado síndrome de burnout no es solo resultado de “trabajar demasiado”, sino del lugar subjetivo desde el que se responde a las exigencias.

En contextos donde la productividad se convierte en norma y la competencia se naturaliza —incluso dentro de los propios equipos de trabajo—, el sujeto puede quedar atrapado en una lógica de rendimiento constante.

La identificación con funciones productivas, el miedo a fallar o a ser reemplazado, y la dificultad para desconectarse de lo laboral generan una relación tóxica con el trabajo, incluso cuando las condiciones externas puedan parecer aceptables.

Restituir una relación vital con el trabajo

El psicoanálisis no propone gestionar mejor el estrés ni aplicar técnicas de control, sino interrogar esos mandatos internalizados, abrir espacios de decisión  y restituir una relación más vital con la propia actividad. Apartarse de la lógica del sacrificio, para recuperar la posibilidad de habitar el trabajo —y el tiempo— desde otro lugar.


 

Estrés laboral y burnout: del ideal al agotamiento

El llamado síndrome de burnout no es solo resultado de “trabajar demasiado”, sino del lugar subjetivo desde el que se responde a las exigencias.

En contextos donde la productividad se convierte en norma y la competencia se naturaliza —incluso dentro de los propios equipos de trabajo—, el sujeto puede quedar atrapado en una lógica de rendimiento constante.

La identificación con funciones productivas, el miedo a fallar o a ser reemplazado, y la dificultad para desconectarse de lo laboral generan una relación tóxica con el trabajo, incluso cuando las condiciones externas puedan parecer aceptables.


 

Restituir una relación vital con el trabajo

El psicoanálisis no propone gestionar mejor el estrés ni aplicar técnicas de control, sino interrogar esos mandatos internalizados, abrir espacios de decisión  y restituir una relación más vital con la propia actividad. Apartarse de la lógica del sacrificio, para recuperar la posibilidad de habitar el trabajo —y el tiempo— desde otro lugar.


 

 

Estrés vincular: cuando el otro es fuente de tensión

Estrés vincular: cuando el otro es fuente de tensión

Algunas personas viven bajo un estrés constante, no por lo que hacen, sino por cómo se vinculan: relaciones que exigen más de lo que permiten, lealtades familiares que se viven como deudas, vínculos afectivos comandados por la idea del sacrificio y el deber.

El tratamiento permite dilucidar la posición subjetiva en el lazo, y muchas veces liberar al cuerpo de síntomas que expresaban lo que no se podía decir.

Cuando los vínculos producen malestar, hablar puede iniciar un cambio.


 

Algunas personas viven bajo un estrés constante, no por lo que hacen, sino por cómo se vinculan: relaciones que exigen más de lo que permiten, lealtades familiares que se viven como deudas, vínculos afectivos comandados por la idea del sacrificio y el deber.

El tratamiento permite dilucidar la posición subjetiva en el lazo, y muchas veces liberar al cuerpo de síntomas que expresaban lo que no se podía decir.

Cuando los vínculos producen malestar, hablar puede iniciar un cambio.


 

El enfoque psicoanalítico

Los pacientes a menudo subestiman el papel del estrés; si consultan por dificultades para dormir o por trastornos de la libido, no los conectan con su modo de dar respuesta a las demandas del entorno, o bien los asumen como una parte ineludible de la vida moderna. 

Sin embargo, la respuesta a las exigencias de la vida es personal: unas personas se agobian donde otras se motivan. Por eso el psicoanálisis examina la respuesta personal a las exigencias cotidianas, el significado que cada uno da a tales exigencias, e interroga las identificaciones, ideales e imperativos personales, familiares y sociales a los que responde y su sumisión a ellos.

El enfoque psicoanalítico

Los pacientes a menudo subestiman el papel del estrés; si consultan por dificultades para dormir o por trastornos de la libido, no los conectan con su modo de dar respuesta a las demandas del entorno, o bien los asumen como una parte ineludible de la vida moderna. 

Sin embargo, la respuesta a las exigencias de la vida es personal: unas personas se agobian donde otras se motivan. Por eso el psicoanálisis examina la respuesta personal a las exigencias cotidianas, el significado que cada uno da a tales exigencias, e interroga las identificaciones, ideales e imperativos personales, familiares y sociales a los que responde y su sumisión a ellos.

Cuando el síntoma insiste

El malestar persistente es señal de que algo no está encontrando expresión en los registros habituales de la vida cotidiana.

Es posible hablar de ello con un amigo, con una pareja o con alguien de confianza. Y a veces, ese diálogo ofrece cierto alivio. El espacio clínico ofrece un marco donde poder escuchar lo que se repite y, sin apelar a supuestos ni a soluciones predefinidas, interrogar lo que cada uno ha construido como respuesta a su historia, a sus síntomas y al vínculo con los otros.

La escucha psicoanalítica no se dirige al comportamiento, sino a aquello que en el síntoma transmite un sentido singular. En esa escucha —que no juzga, no orienta, no etiqueta— es donde puede comenzar a producirse un verdadero movimiento.

Cuando el síntoma insiste

El malestar persistente es señal de que algo no está encontrando expresión en los registros habituales de la vida cotidiana.

Es posible hablar de ello con un amigo, con una pareja o con alguien de confianza. Y a veces, ese diálogo ofrece cierto alivio. El espacio clínico ofrece un marco donde poder escuchar lo que se repite y, sin apelar a supuestos ni a soluciones predefinidas, interrogar lo que cada uno ha construido como respuesta a su historia, a sus síntomas y al vínculo con los otros.

La escucha psicoanalítica no se dirige al comportamiento, sino a aquello que en el síntoma transmite un sentido singular. En esa escucha —que no juzga, no orienta, no etiqueta— es donde puede comenzar a producirse un verdadero movimiento.

Mónica Pereira Vaccaro – Psicóloga Sanitaria, Psicoanalista

Av. Diagonal, 296, Entresuelo 2 (E2), 08013 Barcelona

+34 664 847 665
pereiravaccaro@protonmail.com

Cómo llegar:

Metro: L1 Glòries, L2 Monumental, L5 Sagrada Família

Bus: 7, H12, H10, H14, V21, V23, V25, D50

Renfe: Clot

Barrios cercanos: Sagrada Família, Clot, Fort Pienc, Sant Martí, Eixample

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